CARMEN CÓLOGAN
La consideración del arte por su poder regenerador, libertador, salvador, capaz de rescatar o emancipar al hombre de su entorno o de sí mismo tanto desde el punto de vista del creador como desde el punto de vista del espectador-observador, un arte con dones y cualidades redentivos «curativos».
Ana Brígida
La Galería García de Diego expone un nuevo proyecto, un proyecto colectivo bajo el título Naturaleza redentiva. Con este título quiere mostrar el trabajo de tres artistas con amplio registro creativo: Carmen Cólogan, David Méndez e Ilídio Candja Candja y hacer una sugerencia artística, la consideración del arte por su poder regenerador, libertador, salvador, capaz de rescatar o emancipar al hombre de su entorno o de sí mismo tanto desde el punto de vista del creador como desde el punto de vista del espectador-observador, un arte con dones y cualidades redentivos, “curativos”, capaz de provocar las más diversas reacciones y sensaciones. El Arte, si es bueno, y este lo es, y mucho, te sacude, te conmueve, te emociona, te lleva de viaje a lo más profundo y más humano que hay en uno mismo, te lleva, en fin, al lugar donde se tienen guardados los sentimientos. En esta ocasión es arte hecho pintura, con una temática común, la naturaleza, donde lo fundamental es la contemplación para el placer estético, la evasión o la reflexión.
CARMEN CÓLOGAN. Natural de Tenerife con un amplio bagaje artístico avalado por numerosas exposiciones individuales, desde 1996 (TEA Tenerife, Las Palmas, Madrid, Barcelona, Sevilla, Praga, Alemania, en otros muchos lugares), y colectivas, desde 1976.
La obra aquí expuesta (platanera y drago) es una recreación, que hace Carmen, del alma de diferentes islas a partir de sus árboles más representativos, es el árbol-isla, cada uno simboliza su quintaesencia y, al igual que la isla, se encuentra solitario en medio de un océano de color, un “pequeño islario”, en un estilo situado entre la nueva figuración y el arte abstracto. Este mismo planteamiento artístico llega a su culminación en su obra posterior “Bosque de Islarios” expuesta en el TEA en 2016 donde la autora hace un ejercicio de luz, color y abstracción Y ahora se encuentra embarcada en un nuevo proyecto para el 2018, en Lisboa, una exposición encaminada hacia la simplificación, donde pretende quitar toda la técnica e ir más a la parte emocional. Una artista en constante evolución que camina hacia la esencia de la línea, a la línea pura.
Cada árbol está pintado en toda su verticalidad en un fondo de colores suaves, ocres o pastel, inspirados por los colores del archipiélago canario y, normalmente, vacío. Según ha explicado la autora, el propósito es fundir los conceptos de territorio y naturaleza. El árbol pone en comunicación los tres niveles del cosmos: el subterráneo, a través de sus raíces; la superficie de la tierra, a través del tronco y sus primeras ramas; el cielo, a través de su cima y de sus ramas superiores. Árboles que son una metáfora de un paisaje interior habitado por cuerpos de islas. Ha llegado a decir que su trabajo transcurre a través del concepto ISLA, territorios vividos o intuidos, entre la isla geográfica y la isla interior y en un espacio acotado siempre por la luz que viene desde el exterior hacia el interior o viceversa con la intención de humanizar, igualar y universalizar la realidad insular.
Pero para ella lo fundamental es la contemplación, que el espectador disfrute, viva y sienta su obra, su universo sentimental, metafórico e ideal.
CV> Carmen Cólogan